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Ser como los amigos del paralítico

Autor: Carolina Rada - Categoría: Oración - 7 min.

Algo que Dios ha hecho arder en mi corazón intensamente en los últimos años es la importancia y poder de la oración, especialmente de la intercesión. Cada día compruebo más lo necesario que es. Tanto en mi vida personal, como en el grupo de DIEC Fuego, Dios me ha permitido ver y experimentar lo grandiosamente que Él puede obrar a través de la intercesión (pedir por los demás). 


De ahí surge esta breve reflexión sobre la oración de intercesión, que más que una explicación, es una invitación a ser como los amigos del paralítico (Mc 2, 3-5); que llevemos a nuestros hermanos, con sus necesidades, a Jesús.  


Parte fundamental de nuestro ser cristianos es colaborar en la obra del reino de Dios, ser otro Cristo para el mundo, ser su amor y presencia, y compartir el evangelio, el mensaje de que Dios vive y nos ama y salva. Sabemos que hay mil maneras de hacer esto, desde nuestro testimonio, misiones, apostolados, ministerios, etc, etc. 


Sin embargo hay una manera en particular, esencial, en esta misión que nos comparte el Señor, y es la de interceder unos por otros. Si bien Dios no nos necesita en sí, misteriosamente el QUIERE necesitarnos, Él nos invita a colaborar en su obra de amor en sus hijos. Él nos comparte su misión de sanar, liberar y salvar. Desde el principio, Dios nos llama a interceder unos por otros.


¿Qué es la intercesión? 

Según el Catecismo de la Iglesia Católica n. 2364 “La intercesión es una oración de petición que nos conforma muy de cerca con la oración de Jesús”. 


Al orar e interceder, entre otras cosas:

  1. Nos adentramos en el corazón de nuestro Padre, lo conocemos mejor, entramos en relación íntima con Él. Vemos cómo obra y actúa, vemos su amor y misericordia infinitas y su poder. “Interceder es lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios” -Catecismo n. 2365


  1. Nos parecemos más a Cristo, pues nos damos a los demás en el olvido de nosotros mismos, pidiendo a Dios por nuestros hermanos y sus necesidades, así como Él. Dejamos la indiferencia y egoísmo a un lado, nos volvemos humildes, nos involucramos, nos hacemos misericordiosos como el Padre. En la oración, AMAMOS. “En la intercesión, el que ora busca “no su propio interés sino [...] el de los demás” (Flp 2, 4)” -Catecismo n. 2635 


Ahora bien, todos sabemos y hemos escuchado que orar es importantísimo, y que la oración mueve montañas. Pero quiero invitarte a preguntarte sinceramente en tu corazón: ¿realmente lo crees? ¿crees en que la oración es poderosa? ¿crees y confías que Dios te escucha y actúa cada vez que oras? 


Porque a veces pareciera que no lo creemos, que no estamos convencidos al 100%. O al menos, eso he descubierto en mi corazón. A veces nos falta fe y confianza en Él, en su amor y su poder. Pero Él nos invita mil y un veces:

"Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama."  

Y Dios es fiel a sus promesas. Necesitamos creerle!!! Y aunque no siempre se cumple lo que pedimos, y Su Voluntad a veces es un misterio, eso no debe detenernos de orar con insistencia, fe y abandono en sus brazos. 


Si realmente creemos esto, considero que nos debe llevar a buscar tener una intensa vida de oración personal, en relación íntima con Él. Y al mismo tiempo, estar intercediendo constante e intensamente por nuestros hermanos. 


Hay tanta necesidad: las dificultades, deseos e intenciones de tus amigos, familiares y conocidos: por la conversión y salvación de las almas; situaciones y problemas sociales, de salud física y emocional, económicos, políticos de tu país, del mundo; por la Iglesia, el papa, sacerdotes, vocaciones, y sus necesidades; por tus apostolados y los de tus amigos y sus frutos. La lista es interminable, por lo tanto NUNCA podemos “descansar” de interceder.


Hay muchas maneras de hacerlo, pero te compartiré algunas cosas que yo he descubierto en estos últimos meses, en mi reflexión personal y con el grupo de Fuego, que ojalá te den luz para tu propia intercesión:

  1. Cuando alguien te pida que ores por ellos realmente hazlo ;) 

    1. Puede ser que dirijas un pensamiento a Dios por esa persona, ofrezcas un Ave María, Padre Nuestro, tu Rosario o Comunión de ese día. Pero hazlo en ese momento, ese minuto (porque honestamente, luego se nos olvida).

    2. Puedes invitar a la persona a orar junto con ella en ese (u otro) momento, frente a frente o por llamada. Cuando alguien ora con y por nosotros, hay un poder y experiencia de Dios increíble.

    3. Involúcrate, interésate por su necesidad. A veces también necesitamos que a alguien le importe cómo estamos y que nos escuchen, y ahí podemos también hacer sentir la presencia del amor de Dios. Oración + acción!

  2. Pide al Espíritu Santo que Él sea siempre quien dirija tu oración, tus sentimientos, pensamientos, palabras y acciones. Él es “maestro interior de la oración cristiana”. Ora con tu corazón sincero y en el Espíritu.

  3. Haz una lista escrita de intenciones, en tu celular o libreta, para tenerla en tus ratos de oración.

    1. Dedica un ratito de oración para nombrar todas estas intenciones de forma explícita y específica. Es decir, no sólo decir “te pido por Juan” sino “te pido que des a Juan luz, paz,(...), por ‘x’ situación que está viviendo”. Ser específicos ayuda mucho en la eficacia de la oración, y sensibiliza nuestro corazón.

    2. Inicia tu día con una oración de ofrecimiento, en la que pongas en las manos de Jesús, José y María, todas estas intenciones. 

      1. Ejemplo: Oh Jesús, a través del Inmaculado Corazón de María, Te ofrezco mis oraciones, obras, alegrías y sufrimientos de este día por todas las intenciones de tu Sagrado Corazón, en unión con el Santo Sacrificio de la Misa por todo el mundo, para la salvación de almas, la reparación de mis pecados y del mundo entero, la reunificación de todos los Cristianos, las intenciones del Santo Padre para este mes y para mis intenciones especiales (mencione sus intenciones). Amén

  4. Orar en comunidad, ora con tus amigos, familia y hermanos en Cristo, pidan juntos por las necesidades de cada uno, con confianza.

  5. Pedir a María y José su intercesión. ¿Te imaginas un equipo más poderoso? Jaja, en serio no puedo insistir lo suficiente en lo increíble y poderoso que es poner las intenciones también en sus manos. Ellos son los mejores aliados y nos aman profundamente! Nunca fallan.


No siempre sabemos pedir lo que necesitamos, y a veces necesitamos amigos y hermanos que se unan a nuestra petición. Así como el paralítico necesitaba a sus amigos para llegar a Jesús. 

"Mientras Jesús les anunciaba la Palabra, cuatro hombres le trajeron un paralítico que llevaban tendido en una camilla. Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo donde él estaba y por el boquete bajaron al enfermo en su camilla. Al ver la fe de aquella gente, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, se te perdonan tus pecados.»" -Mc 2, 3-5

 Orar juntos y unos por otros es de las cosas más hermosas, poderosas y trascendentes que podemos hacer.


Termino invitando a que abras tu corazón, y cuando lo necesites, pide a tus amigos y familiares que oren por ti, y confía en que Dios es fiel. Esto NO es egoísta, al contrario, se necesita humildad y fe para reconocernos necesitados. Y sé tú también parte del equipo de Jesús, pidiendo por tus hermanos y por el mundo entero que TANTO necesita hoy de las gracias de Dios. 


Te dejo esta frase para tu reflexión:

“No recibimos porque no pedimos. La intercesión es a menudo la diferencia entre la vida y la muerte, la guerra y la paz, la curación o la enfermedad, el éxito o el fracaso.”

(Ten Commandments of Intercession, Presentation Ministries, 2015)


Oro por ti, que lees esto, y si en algún momento necesitas una oración en particular, cuenta conmigo SIEMPRE ;)


Publicado: 28/04/2021


Acerca del Autor

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Carolina Rada

Formadora de DIEC Fuego
Aprendiendo a amar más y mejor cada día.
¡Todo por ti Jesús!
La Inmaculada nunca falla.

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