¿Quién es José para mí?
San José, prudentísimo, valentísimo y fidelísimo ruega por nosotros y enséñanos a orar.
Conocido por sus silencios, por su humildad, su confianza en Dios, por su castidad. Por ser Patrono del buen morir, de la Iglesia, de las familias.
San José, un ser humano, como tú y como yo, que recibió las gracias necesarias y tuvo el valor de decir que SÍ a Jesús sin tener idea de cómo podría lograrse el plan más importante de salvación de la humanidad para el que había sido llamado.
Sabemos que fue padre de Jesús, y su tarea para el plan salvífico, pero ¿podemos saber quién era en verdad José para Jesús?
Leyendo acerca de San José en una Consagración del Dr. Gregory Bottaro, la cual es una Consagración a Jesús por medio de San José y María que recomiendo, ya que te une íntimamente con él, te muestra cómo José tiene una participación esencial en el desarrollo de Jesús como ser humano. A veces se nos olvida que Jesús también fue un bebé, un niño, y que también dependió de sus padres en un principio.
Puedes imaginar a José como un padre de la época, carpintero, con labores cotidianas, pero entre las cuestiones más importantes está el hecho de que todo lo que aprende Jesús tanto de él como de María, es pieza clave en el desarrollo de su personalidad.
¡Claro! Dios no se olvidó de ningún detalle y tuvo que elegir padres que pudieran tener una perfecta unión en amor, y que supieran transmitir ese amor a su hijo para poder enseñarle los valores esenciales de la vida, las virtudes y cuestiones disciplinarias, así como aportarle los medios necesarios para su desarrollo físico, emocional y espiritual. José supo transmitir y proporcionar cada aspecto de la vida cotidiana de Jesús, vida que le sirvió de preparación para su misión.
Imagina cómo José desde un principio se preparó para recibir a Jesús en este mundo, humilde verdaderamente, sabiéndose importante, pero haciéndose el más pequeño, para poder entregar todo de él a Jesús y a María. Teniendo una unión muy importante con el Espíritu Santo para poder discernir qué decisión tomar en cada momento.
Lo que más me impresiona es que también dentro de sus tareas ¡tuvo el deber de enseñarle a Jesús acerca de la oración! ¡¿Quién podría cumplir esa tarea de enseñarle a rezar al Salvador del mundo?! Pero Dios ya conocía profundamente el corazón de José desde el principio.
Si José era tan esencial e importante para Dios, ¿Qué tanto no lo es para nosotros? Si él fue el maestro del mismo Jesús para la virtudes y oración, ¿cuántas enseñanzas deberíamos aprenderle cada día?
Podemos aprovechar que está próximo el 19 de marzo, día de la solemnidad de San José, para acercarnos más a él y pedirle que nos enseñe a orar, a contemplar, a ver la vida y a Jesús con sus ojos. Existen novenas, consagraciones, lirios a San José, entre otras oraciones y lecturas que pueden servirte para acercarte.
San José maestro de oración, enséñanos a orar.
¡Todo por Ti Jesús!