La Vocación
En este artículo, deseo abordar un tema sumamente importante para todo bautizado, pero, al mismo tiempo, interesante: la VOCACIÓN.
Empezaré diciendo que la palabra “vocación” viene del latín “vocare”, cuyo significado etimológico es “llamar”; de manera particular, me referiré al llamado que de Dios recibimos todos sus hijos.
El motivo por el cual elegí este tema es porque, en estos últimos meses, he tenido la gran inquietud de descubrir mi vocación; más todavía no sé con exactitud a qué me está llamando el Señor, sigo pidiéndole me ayude a descubrir mí vocación, particularmente, si es a la vida religiosa.
Ahora me gustaría citar dos episodios bíblicos alusivos al tema que estoy abordando:
El primero es: la vocación de Moisés (Ex. 3, 1- 4, 17). En este pasaje, Moisés descubre el llamado de Dios para liberar al Pueblo israelita de la opresión y esclavitud del faraón de Egipto. Misión que parece imposible. El segundo pasaje es: la conversión de San Pablo (Hch. 9, 1-25). En este texto, Saulo, se le manifiesta Cristo, y le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”; Saulo le dijo: ¿Quién eres?; y Jesús le respondiò: “Soy Jesús, a quien tú persigues, ve a Damasco y ahí te dirán lo que debes de hacer”. Desde ese momento, la vida del apóstol San Pablo cambió para siempre: se convirtió y, por ende, siguió la vocación de evangelizar a los gentiles; realizando los viajes apostólicos a través de diferentes provincias del Imperio Romano.
En ambos episodios bíblicos, el llamado de Dios está muy bien plasmado. Si bien hay muchos pasajes bíblicos relacionados a la vocación, elegí estos dos, porque han marcado un parteaguas en la vida del Pueblo de Dios.
Si tenemos la inquietud por descubrir nuestra vocación, tratemos de identificarnos con cualquiera de los personajes bíblicos que valientemente, han escuchado, seguido y obedecido la vocación dada por el Señor; porque si algo caracteriza a estos hombres y mujeres, es su respuesta generosa y confiada; y que cada uno de ellos ha jugado un papel muy importante y significativo en la historia del Pueblo de Dios.
En la 55 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el Santo Padre Francisco menciona tres pasos clave para descubrir nuestra vocación: escuchar, discernir, y vivir. Podríamos decir que, estos pasos constituyen una llave para saber a qué nos está llamando Dios; la vocación consiste básicamente, en escuchar y obedecer lo que Dios nos dicte a través de nuestros corazones.
Finalmente, me gustaría compartirles lo siguiente: si realmente sientes una enorme inquietud por descubrir tu vocación, tómate un momento para reflexionar sobre el llamado de Dios y, al mismo tiempo, realiza en tu mente estas preguntas: ¿A qué me está llamando Dios?; ¿Qué es lo que quiere el Señor de mí?; ¿Cuáles son los planes que Él tiene para mí? y; ¿Qué pasos quiero dar en mi vida como verdadero cristiano?
Para el discernimiento de tu vocación, no hay límite de tiempo, o lo que es lo mismo, nunca es tarde para animarte a descubrir en tu interior el llamado del Señor. No te sientas presionado ni angustiado por el hecho de no saber aún a qué te está llamando Dios, y te reitero que puedes tomarte el tiempo que tú quieras para meditar y reflexionar sobre tu vocación; puedes ser sacerdote, religioso (a), o laico (a) consagrado (a), contraer matrimonio y formar tu propia familia. Ten en cuenta que, descubrir tu vocación, te ayudará a fortalecer aún más tu fe, aumentarán en ti las ganas de servir al Señor, y lo más importante: te conducirá a la meta más grande de todo cristiano que es la SANTIDAD. Ánimo hermano (a), sigue luchando por discernir tu vocación y, si llegas a tropezar, levántate, no te des por vencido (a); y, sobre todo, no dejes de pedirle al Espíritu Santo que cada día te ilumine para que perseveres en escuchar y obedecer lo que el Señor dicte a través de tu corazón.
Que el Señor te bendiga por siempre. ASÍ SEA.